domingo, 11 de enero de 2009

La risa como terapia



Todos hemos experimentado lo bien que nos sienta reírnos. Hay toda una línea de investigación sobre el aspecto terapéutico del humor y no sólo en la Psicología sino también en la Medicina. El estrés, el desasosiego y la frustración se traducen con frecuencia en trastornos físicos, porque mente y cuerpo forman una unidad. Si las emociones negativas producen cambios químicos nocivos en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo, las emociones positivas y por supuesto la risa, producirán lo contrario.
La risa está localizada en la zona prefrontal de la corteza cerebral, la parte más evolucionada del cerebro. En esta zona, según los expertos, reside la creatividad, la capacidad para pensar en el futuro y la moral. Sin embargo, conforme cumplimos años y se nos supone más sabios, perdemos la espontaneidad de dejarnos llevar por la risa, de buscar la carcajada o de encontrar la parte cómica a las situaciones. Por eso, hay veces que conviene aprender a reír, o a recordar cómo se reía.
Reírse es una función biológica necesaria para mantener el bienestar físico y mental.
Cuando reímos, el cerebro emite una información necesaria para activar la segregación de endorfinas, específicamente las encefalinas. Estas sustancias, que poseen unas propiedades similares a las de la morfina, tienen la capacidad de aliviar el dolor, e incluso de enviar mensajes desde el cerebro hasta los linfocitos y otras células para combatir los virus y las bacterias. Las endorfinas desempeñan también otras funciones entre las que destaca su papel esencial en el equilibrio entre el tono vital y la depresión. De ellas depende algo tan sencillo como estar bien o estar mal. Como se puede comprobar, aprender a reír es algo más importante de lo que parece a simple vista.
Efectos físicos de la risaEjercicio: con cada carcajada se ponen en marcha cerca de 400 músculos, incluidos algunos del estómago que sólo se pueden ejercitar con la risa. Limpieza: se lubrican y limpian los ojos con lágrimas. La carcajada hace vibrar la cabeza y se despeja la nariz y el oído. Además, elimina las toxinas, porque con el movimiento el diafragma produce un masaje interno que facilita la digestión y ayuda a reducir los ácidos grasos y las sustancias tóxicas. Oxigenación: entra el doble de aire en los pulmones, dejando que la piel se oxigene más. Analgésico: durante el acto de reír se liberan endorfinas, los sedantes naturales del cerebro, similares a la morfina. Por eso, cinco o seis minutos de risa continua actúan como un analgésico. De ahí que se utilice para terapias de convalecencia que requieren una movilización rápida del sistema inmunológico.
Rejuvenecedora: rejuvenece al estirar y estimular los músculos de la cara. Tiene, además, un efecto tonificante y antiarrugas. Previene el infarto: el masaje interno que producen los espasmos del diafragma alcanza también a los pulmones y al corazón, fortaleciéndolos. Facilita el sueño: las carcajadas generan una sana fatiga que elimina el insomnio.
Reir es un gran ejercicio que además de tener grandes beneficios para nuestro cuerpo, ayuda a eliminar el stress, exteriorizar y socializar, aliviar depresiones y ver la vida más sencilla.


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